4 Pues, ciertamente, fue crucificado en razón de su flaqueza, pero está
vivo por la fuerza de Dios. Así también nosotros: somos débiles en él, pero
viviremos con él por la fuerza de Dios sobre vosotros.
5 Examinaos vosotros mismos si estáis en la fe. Probaos a vosotros
mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? ¡A no ser que os
encontréis ya reprobados!
6 Espero que reconoceréis que nosotros no estamos reprobados.
7 Rogamos a Dios que no hagáis mal alguno. No para que nosotros
aparezcamos probados, sino para que obréis el bien, aun cuando
quedáramos nosotros reprobados.
8 Pues nada podemos contra la verdad, sino sólo a favor de la verdad.
9 Ciertamente, nos alegramos cuando somos nosotros débiles y
vosotros fuertes. Lo que pedimos es vuestro perfeccionamiento.
10 Por eso os escribo esto ausente, para que, presente, no tenga que
obrar con severidad conforme al poder que me otorgó el Señor para edificar
y no para destruir.
11 Por lo demás, hermanos, alegraos; sed perfectos; animaos; tened un
mismo sentir; vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz estará con
vosotros.
12 Saludaos mutuamente con el beso santo. Todos los santos os
saludan.
13 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo sean con todos vosotros.